Aunque somos los mismos humanos de los cuales leemos en la Biblia, en muchas maneras somos humanos muy diferentes con avances tecnológicas que jamás se habían visto en la historia de la humanidad.
Por ejemplo, ¿cuándo fue la última vez que se transporto por caballo? O, que, para beber agua, ¿tuvo que sacarlo de un pozo? Personalmente, nunca lo he hecho. En vez, hoy conduzco un carro, sale agua de mi refrigerador, y disfruto de una vida cómoda y simple, gracias, en gran parte, a lo que muchos humanos han inventado en el último siglo.
Pero, ¿de cuanta ayuda han sido estos avances después de la tormenta?
Semanas después del huracán, y aún siguen millones sin luz, miles sin agua potable, cientos sin los suministros necesarios para sobrevivir, y todo mundo con la misma pregunta: ¿cuándo volverán nuestras vidas a lo normal?
En contraste a nuestras limitaciones, observemos tres milagros de un Dios que es presentado en las escrituras como si nada le fuese difícil (Genesis 18:14; Lucas 1:37):
- En Genesis 1:3: dijo Dios: sea la luz, y fue la luz. ¡Simple y sencillo! Dios no contrató a alguna compañía, no tuve que tender líneas eléctricas, ni pasar horas en una gasolinera para poder prender una planta, simplemente habló y su creación reacciono.
- Cuando Israel estuvo deambulando en el desierto por 40 años antes de entrar a la Tierra Prometida, hubo más de una vez que la gente murmuró por la sed que sentían. En una de esas ocasiones, en Éxodo 17:2: el pueblo pidió agua para beber. Después de que Moisés clamo a Dios por su ayuda, Dios le mando en Éxodo 17:6: He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel
- Cinco panes y dos peces fue todo que lo que Jesús tenia para alimentar a mas de 5,000 hombres de acuerdo a Juan 6. Mientras que Andrés en Juan 6:8, 9 pensaba acerca de los suministros: ¿qué es esto para tantos?, Jesús dio gracias por la comida, los repartió entre los discípulos, espero hasta que todos se saciaron, y, al final, ¡recogieron doce cestas de alimentos que sobraron (Juan 6:11-13)!
La sencillez con lo cual los escritores bíblicos mencionan que Dios “prendió la luz,” hizo salir agua en el desierto, y dio de comer a una multitud de básicamente nada, nos debe hacer tomar pausa y reflexionar. Si Dios puede proveer estas cosas físicas tan sencillamente, mientras que nosotros los humanos batallamos para regresar a la normalidad (¡aun con todos nuestros avances tecnológicos!), ¿qué mas nos puede ofrecer un Dios que no conoce límites?
Dios es la luz del mundo (Juan 8:12), ofrece agua viva (Juan 4:10), y quiere que comamos del pan de vida (Juan 6:35). ¡Acerquémonos al que nos ofrece vida sin límite!