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Cristo en vosotros, la esperanza de gloria

En Colosenses 1:27 encontramos que Pablo está haciendo un punto interesante acerca de que Dios revela las riquezas de su gloria, afirma,  a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.”

A pesar de que puede haber oído la frase, “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,” tenemos que preguntarnos una pregunta importante: ¿Sabemos realmente lo que esto significa? Para encontrar la comprensión adecuada del significado de esta frase, volvamos al texto para entender mejor el significado de la enseñanza de Pablo.

La misión de Pablo

Pablo era un hombre que estaba completamente dedicado al servicio de Dios. Como resultado de su trabajo y predicación, hubo muchas veces que fue perseguido y tuvo que sufrir mucho. Pablo no se quejó de sus sufrimientos, sino que se regocijó de poder servir a los demás y dar gloria a Cristo. Colosenses 1:24 – “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia.”

Pablo se hizo un ministro de la Iglesia que es de Cristo por una razón específica. Dios le dio una mayordomía para predicar completamente la palabra de Dios. Pablo declara en Colosenses 1:25, “de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios.” La meta y el propósito de Pablo era predicar la palabra de Dios. No le interesaban los pensamientos ni las costumbres de los hombres. No le interesaba la fama ni la popularidad. No le interesaba la política. Quería predicar la palabra de Dios para cumplir su propósito y beneficiar a otros.

El mensaje de Pablo

Al predicar (o proclamar) la palabra, Pablo necesitaba entender el mensaje que estaba presentando. Necesitaba transmitir esa comprensión y entendimiento del mensaje a los demás. Pablo dice que la palabra de Dios que predicó fue un “misterio.” Un misterio no es algo que no se puede conocer, sino que es algo que está temporalmente oculto y se espera que se revele. Pablo dice en el versículo 26, “el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos.” El misterio del evangelio fue manifestado o revelado a los santos de Dios, a su pueblo, a los cristianos. El misterio del evangelio no se había entendido completamente en épocas anteriores de Cristo, pero Dios lo había revelado a través de Cristo.

Este mensaje tiene un propósito y objetivo. Pablo nos muestra en Colosenses 1:27 que Dios quiso dar a conocer las riquezas de su gloria a sus santos. ¿Pero cuáles son las riquezas de su gloria? Pablo nos revela de qué se trata realmente este misterio. “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.” Este es el propósito del mensaje del evangelio y el plan que Dios tenía para su pueblo. Que Cristo habitaría en ellos a través de su palabra, enseñanza, influencia y amor.

Pablo enfatiza aún más esto en el versículo 28 donde dice: “a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre.” El objetivo de la admonición y la enseñanza del evangelio es presentar a cada persona completa o perfecta en Cristo. Cuando nosotros, a través del poder del Espíritu, transformamos nuestras vidas para reflejar la verdad y el amor de Cristo, entonces Cristo mora dentro de nosotros. Esa es la meta de Dios para nosotros y la manifestación de las riquezas de su gloria. Él quiere que seamos como Cristo.

La esperanza de Gloria

Habiendo visto la misión de Pablo y el mensaje del misterio de Dios, podemos entender mejor que tener a Cristo en nosotros significa que estamos dejando que la verdad y el amor de Cristo transformen nuestras vidas para completarnos en Él. Sin embargo, en Colosenses 1:27, Pablo sigue con una frase importante, “la esperanza de gloria.” El concepto de esperanza tiene un significado de anhelo por algo que aún no se ha visto o realizado. Con esto en mente, entendemos que este proceso de ser completo en Cristo es algo que se hace con esperanza. No lo logramos completamente en un solo momento, pero es un viaje por toda la vida que está dirigido por nuestro deseo por la gloria de Cristo. Es en la esperanza de gloria que estamos siendo transformados para ser completos en Cristo por la enseñanza y exhortación de la palabra de Dios.

Debemos recordar esto cuando estamos siendo amonestados por la palabra de Dios. Cuando somos llamados a arrepentirnos o cambiar nuestras vidas. Cuando nos enfrentamos a la persecución o al desánimo. Debemos recordar que es para la esperanza de gloria que sigamos adelante. Para tener Cristo en nosotros. Para ser completo en Cristo. Este proceso no es fácil y significa que debemos humillarnos y estar listos para recibir y obedecer la Palabra de Dios. Debemos elegir tener a Cristo en nosotros, la esperanza de la gloria. ¿De verdad usted quiere tener esa esperanza?

Si es así, debemos ser serios y dedicados a seguir el ejemplo de Jesús. Debemos escuchar sus palabras mediante la lectura de la Biblia. Debemos seguir Su patrón cambiando nuestras vidas para parecernos a Su vida. Debemos trabajar por la causa de Su iglesia y compartir Su palabra. Si realmente no estamos haciendo estas cosas, realmente no queremos la esperanza que Dios promete aquí. Abramos nuestros corazones a la palabra de Dios y dejemos que Cristo habite en nosotros. ¡Seamos como Cristo, la esperanza de la gloria!

La gracia sea con todos ustedes,

Caleb B. Westbrook

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Simplemente cristianos

Si siembras semillas de tomate en tu jardín, ¿qué esperas que crezca? ¿Calabaza, pepino o pimientos? ¡Claramente no! Si siembras semillas de tomate esperarás cultivar plantas de tomate que luego producirán tomates. Las semillas producirán el fruto de su propia clase. Todos en el mundo entienden esta ley natural básica. Jesús utilizó la imagen de una semilla en numerosas ocasiones a lo largo de sus enseñanzas en sus parábolas (Marcos 4:1-29, las parábolas del sembrador y del crecimiento de la semilla). Jesús enseñó que la palabra de Dios es la semilla que se siembra en los corazones de la humanidad (Marcos 4:14). Pero, ¿qué producirá la palabra de Dios?

Al igual que la semilla de tomate producirá tomates según su propio tipo, la semilla de la palabra de Dios también producirá una planta según su propio tipo. Pero, ¿qué produce realmente la Biblia? Examinemos algunos textos importantes para descubrir qué es lo que la Biblia está tratando de producir en nuestros corazones.

Primero, vemos que la Biblia nos comunica el patrón de la vida de Jesús para que nosotros lo sigamos. 1 Pedro 2:21 declara, “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.” Jesús es nuestro ejemplo que debemos seguir. A través de muchas veces, la Biblia nos muestra la necesidad de ser como Cristo en nuestras vidas. Pablo declaró en 1 Corintios 11:1: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” La esperanza del Evangelio es que nos transformaríamos para ser como Cristo en nuestras vidas. “A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,” (Colosenses 1:27).

Sin embargo, tal vez te preguntes, ¿qué tiene esto que ver con la semilla? Si la palabra de Dios es una semilla que va a transformar una vida de la oscuridad a la luz para que un alma se convierta en el modelo de Cristo, entonces sabemos lo que la semilla del evangelio producirá. No siembras tomates y esperas obtener papas. Tampoco siembras el evangelio en tu corazón y esperas obtener algo más que el patrón de Cristo. Él nos ha llamado a la santidad y eso es lo que encontraremos en nuestras vidas si aceptamos y obedecemos la semilla del evangelio, ¡Su santa palabra! (1 Pedro 1:15-16).

Cuando miramos a los seguidores de Cristo en el Nuevo Testamento, vemos que eran discípulos que habían aceptado la semilla de la palabra en sus corazones (Hechos 2:41-42). ¿Quiénes eran estas personas? ¿Qué nombre usaron? Puede sonar extraño, pero estas personas eran simplemente cristianos. Hechos 11:26 dice: “Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.” Se los llamó cristianos. ¿Por qué fueron llamados cristianos? Porque la palabra de Dios como semilla produce una planta según su propio tipo. ¡Produce personas que siguen el patrón de Cristo y viven como Él!

Tristemente, hoy el mundo religioso no tiene esta simple claridad y verdad. La palabra de Dios es una semilla única que producirá un cristiano. La Biblia no dice que la semilla producirá algo más que un cristiano. Cuando la palabra de Dios se siembra en el corazón de alguien y se recibe con honestidad y obediencia, esa persona simplemente será cristiano. Sin embargo, el mundo que nos rodea dice que las personas pueden optar por identificarse como lo que les gustaría y aún afirman ser cristianos.

Estas religiones y prácticas no provienen de la semilla de la palabra de Dios, provienen de la semilla de los pensamientos y las tradiciones del hombre. La palabra de Dios, la semilla, solo producirá cristianos. No producirá Mormones, Testigos de Jehová, Bautistas, Católicos, Adventistas, Pentecostales o cualquier otro nombre extra bíblico que haya sido creado por la tradición humana. ¡La semilla santa de la Palabra de Dios produce solo cristianos! (Hechos 11:26)

Podemos examinar la fuente de una planta mirando su fruto. Jesús dijo en Mateo 7:16: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” Si encontramos una planta de fresa en nuestro jardín, sabemos que no vino de semillas de tomate, sino de su propio tipo de semilla. Cuando vemos grupos religiosos que producen algo más que simplemente cristianos, sabemos que su semilla no es la simple verdad de la palabra de Dios. ¿No deberíamos dejar de lado las tradiciones de los hombres y aceptar solo la palabra de Dios?

Si aceptamos y obedecemos la palabra de Dios, seremos cristianos, nada más, nada menos. ¿Por qué no confiar solo en el evangelio de Cristo para transformar tu vida y hacer que te parezcas a Cristo? ¡Seamos cristianos, nada más y nada menos! (Marcos 16:16; Hechos 2:38)

La gracia sea con todos ustedes,

Caleb B. Westbrook

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