Simplemente cristianos

Si siembras semillas de tomate en tu jardín, ¿qué esperas que crezca? ¿Calabaza, pepino o pimientos? ¡Claramente no! Si siembras semillas de tomate esperarás cultivar plantas de tomate que luego producirán tomates. Las semillas producirán el fruto de su propia clase. Todos en el mundo entienden esta ley natural básica. Jesús utilizó la imagen de una semilla en numerosas ocasiones a lo largo de sus enseñanzas en sus parábolas (Marcos 4:1-29, las parábolas del sembrador y del crecimiento de la semilla). Jesús enseñó que la palabra de Dios es la semilla que se siembra en los corazones de la humanidad (Marcos 4:14). Pero, ¿qué producirá la palabra de Dios?

Al igual que la semilla de tomate producirá tomates según su propio tipo, la semilla de la palabra de Dios también producirá una planta según su propio tipo. Pero, ¿qué produce realmente la Biblia? Examinemos algunos textos importantes para descubrir qué es lo que la Biblia está tratando de producir en nuestros corazones.

Primero, vemos que la Biblia nos comunica el patrón de la vida de Jesús para que nosotros lo sigamos. 1 Pedro 2:21 declara, “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.” Jesús es nuestro ejemplo que debemos seguir. A través de muchas veces, la Biblia nos muestra la necesidad de ser como Cristo en nuestras vidas. Pablo declaró en 1 Corintios 11:1: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” La esperanza del Evangelio es que nos transformaríamos para ser como Cristo en nuestras vidas. “A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,” (Colosenses 1:27).

Sin embargo, tal vez te preguntes, ¿qué tiene esto que ver con la semilla? Si la palabra de Dios es una semilla que va a transformar una vida de la oscuridad a la luz para que un alma se convierta en el modelo de Cristo, entonces sabemos lo que la semilla del evangelio producirá. No siembras tomates y esperas obtener papas. Tampoco siembras el evangelio en tu corazón y esperas obtener algo más que el patrón de Cristo. Él nos ha llamado a la santidad y eso es lo que encontraremos en nuestras vidas si aceptamos y obedecemos la semilla del evangelio, ¡Su santa palabra! (1 Pedro 1:15-16).

Cuando miramos a los seguidores de Cristo en el Nuevo Testamento, vemos que eran discípulos que habían aceptado la semilla de la palabra en sus corazones (Hechos 2:41-42). ¿Quiénes eran estas personas? ¿Qué nombre usaron? Puede sonar extraño, pero estas personas eran simplemente cristianos. Hechos 11:26 dice: “Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.” Se los llamó cristianos. ¿Por qué fueron llamados cristianos? Porque la palabra de Dios como semilla produce una planta según su propio tipo. ¡Produce personas que siguen el patrón de Cristo y viven como Él!

Tristemente, hoy el mundo religioso no tiene esta simple claridad y verdad. La palabra de Dios es una semilla única que producirá un cristiano. La Biblia no dice que la semilla producirá algo más que un cristiano. Cuando la palabra de Dios se siembra en el corazón de alguien y se recibe con honestidad y obediencia, esa persona simplemente será cristiano. Sin embargo, el mundo que nos rodea dice que las personas pueden optar por identificarse como lo que les gustaría y aún afirman ser cristianos.

Estas religiones y prácticas no provienen de la semilla de la palabra de Dios, provienen de la semilla de los pensamientos y las tradiciones del hombre. La palabra de Dios, la semilla, solo producirá cristianos. No producirá Mormones, Testigos de Jehová, Bautistas, Católicos, Adventistas, Pentecostales o cualquier otro nombre extra bíblico que haya sido creado por la tradición humana. ¡La semilla santa de la Palabra de Dios produce solo cristianos! (Hechos 11:26)

Podemos examinar la fuente de una planta mirando su fruto. Jesús dijo en Mateo 7:16: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” Si encontramos una planta de fresa en nuestro jardín, sabemos que no vino de semillas de tomate, sino de su propio tipo de semilla. Cuando vemos grupos religiosos que producen algo más que simplemente cristianos, sabemos que su semilla no es la simple verdad de la palabra de Dios. ¿No deberíamos dejar de lado las tradiciones de los hombres y aceptar solo la palabra de Dios?

Si aceptamos y obedecemos la palabra de Dios, seremos cristianos, nada más, nada menos. ¿Por qué no confiar solo en el evangelio de Cristo para transformar tu vida y hacer que te parezcas a Cristo? ¡Seamos cristianos, nada más y nada menos! (Marcos 16:16; Hechos 2:38)

La gracia sea con todos ustedes,

Caleb B. Westbrook

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